Las startups son empresas de nueva creación que han sido ideadas para producir una alta rentabilidad en poco tiempo. El término significa “puesta en marcha”. Se trata de compañías emergentes ligadas a las nuevas tecnologías o a proyectos innovadores, que para su constitución han requerido poca inversión inicial de capital. Veamos cómo se crean, cómo se financian y algún ejemplo de éxito.
En 1955, el físico norteamericano William Shokley dejó la empresa “Laboratorios Bell”, en la que trabajaba, para fundar junto a ocho jóvenes ingenieros la empresa “Shokley Semiconductors Laboratory” en Palo Alto (California), desarrollando una actividad parecida a la que realizaba en su anterior empresa.
Dos años más tarde, sus socios deciden abandonar el proyecto de Shokey y crear su propia compañía, “Fairchild Semiconductors.” La nueva empresa consigue facturar un total de 20 millones de dólares anuales en menos de dos años.
Como nos comentan en el blog hugodelao.com, aquella situación provocó una reacción en cadena de creación de nuevas empresas ubicadas en el parque tecnológico que se conoce hoy como “Silicon Valley”, en las proximidades de San Francisco. Casi todas ellas estaban vinculadas, directa o indirectamente, a Fairchild.
En ese momento surge el concepto de Startup como empresa, y con ello las primeras sociedades de capital riesgo, mediante las cuales, los empresarios del sector invertían dinero en aquellas empresas emergentes que veían que podían tener más éxito, o en proyectos que les parecían interesantes.
Cómo se crean.
Según varios economistas, la puesta en marcha de una empresa emergente pasa por varias fases:
- Idea innovadora.
Todo parte de una idea de negocio de uno o varios emprendedores, que tras analizar un sector del público, detectan una necesidad que aún está por cubrir, o que se puede satisfacer de una forma más rápida y efectiva. Hay que partir de que el producto pueda ser rentable. Para ello hay que hacer un análisis de mercado, de costes y de capital inicial. En ese proyecto de investigación se apoyan en asesores, expertos y posibles financiadores.
La labor de los emprendedores en una primera fase es fabricar un producto mínimo viable que se pueda poner en el mercado. Teniendo un producto materializado pueden abrirse puertas en la financiación y en la comercialización.
- Experimentación.
La mejor manera de testear un producto es ponerlo en el mercado. Para ello, los emprendedores se ponen en contacto con sus clientes potenciales y les ofrecen sus productos o servicios. El feedback que reciben de los compradores le sirve para mejorar la producción.
Según nos comentan los asesores de Action Project, una consultoría de dirección de empresas en Sevilla, la optimización de las acciones de marketing y ventas serán decisivas en esta fase y en las siguientes para que el proyecto se consolide.
Para poner en marcha estas empresas no hace falta una gran producción, basta con una tirada que cubra costes y amortice una parte del desembolso inicial. En los primeros meses, la idea inicial está aún cogiendo forma.
En algunas ocasiones, para eliminar las barreras, los productores ponen muestras gratuitas al servicio del público, con ello se están labrando una clientela y van puliendo determinados aspectos de la producción.
- Validación.
La empresa lanza la versión comercial de su producto o servicio al mercado. Esto no implica que se pueda mejorar en un futuro, pero ya es un producto en sí. Se abre el periodo de analizar la monetización, los ingresos y gastos de la producción y de analizar su escalabilidad. En este momento hay un aumento significativo de clientes y ventas. Este debe ser el objetivo principal para pasar a la siguiente fase.
- Ampliación de mercado.
El producto está en un sector y en un mercado en el que hay competencia. El propósito consiste en abrirse un hueco en el mercado y diferenciarse de los competidores. Ir captando cada vez más clientes, al tiempo que se fidelizan los que ya se tiene. En esta fase se aumentan las ventas, y por consiguiente, la producción y la plantilla. Es un periodo de crecimiento en el que es necesaria una continua reinversión de los beneficios.
- Fin del periodo de Startup.
La empresa ha conseguido posicionarse en el mercado. Ya tiene un nombre y un volumen de negocio considerable. En EEUU, país en el que se creó este modelo de empresa, se considera que una startup deja de serlo en el momento en el que cotiza en bolsa.
Una cosa que suele suceder es que si la empresa genera un volumen de negocio interesante pase a ser absorbida por empresas más grandes del sector o que se fusionen con otras compañías para seguir creciendo. La empresa inicial pasa a constituirse en una sección de otra empresa mayor, perdiendo su independencia inicial.
Cómo se financia.
Una de las características que tienen las startups es su baja financiación inicial para ponerse en funcionamiento, algo que se suple con la cantidad de trabajo que invierten los fundadores. Hemos visto en el cine las clásicas empresas tecnológicas que nacen en un garaje, con los medios propios que ponen a disposición los emprendedores y que después crecen como la espuma. La realidad no es tan idílica. En un principio estas empresas se constituyen con el dinero que ponen los socios de su bolsillo, con aportaciones de familiares o amigos, o por medio de préstamos bancarios personales de baja cuantía. Suele nacer como una opción de autoempleo, con la intención de ir creciendo paulatinamente e ir incorporando plantilla en un futuro.
En cuanto al capital externo, en los últimos años se ha puesto de moda el crowdfunding o micromecenazgo, por el cual, personas a las que les parece interesante el proyecto invierten pequeñas cantidades de dinero a cambio de muestras del producto o de alguna ventaja especial. Con frecuencia, los mecenas se involucran en el proyecto, dedicándole horas de trabajo o compartiendo conocimientos valiosos para que la empresa avance. Otra de las alternativas es el capital semilla, empresas del sector invierten dinero en una empresa emergente a cambio de acciones o titularidad en un futuro. Una de las formas con las que obtener financiación adicional son las subvenciones y ayudas públicas destinadas a la producción.
Las aceleradoras de startups son programas públicos o de fundaciones privadas que ofrecen soporte a las empresas emergentes, facilitándoles el acceso a medios de financiación, ofreciéndole asesoría o proporcionándoles contactos. En ocasiones ceden un espacio físico en el que desarrollar la actividad. Estos programas suelen estar disponibles durante un periodo limitado de tiempo.
El nacimiento de las startups está ligado a las sociedades de capital riesgo. Sociedades de inversión que invierten cantidades considerables de dinero en proyectos empresariales a cambio de beneficios, cuando estos se produzcan. Este fue el medio financiero para que naciera Silicon Valley. Se trata de inversiones que implican un alto nivel de riesgo, pues aunque una idea parezca interesante, no se garantía que vaya a tener éxito o que vaya a generar una alta rentabilidad.
La clave de la financiación de una empresa emergente está en la reinversión. Los emprendedores deben ser hábiles en invertir una parte de los beneficios que van adquiriendo a fin de obtener unos beneficios mayores en el futuro.
Ejemplos de startup.
Uno de los ejemplos más emblemáticos de startup fue el nacimiento de Google, tal y como nos lo relatan en Curiosfera.
Era 1996. Internet estaba prácticamente en pañales, solo habían pasado 6 años desde que se fundó el primer servidor, World Wide Web (www). Larry Page que estaba estudiando ingeniería informática en la universidad de Stamford (California), se le ocurre presentar como trabajo de fin de carrera un prototipo de buscador de páginas web basado en las palabras que buscaban los usuarios, y en la cantidad de veces que esas palabras se repiten en un texto. Estableciendo un ranking de páginas en función de ese criterio. En su tesis aseguraba que podía indexar toda la red en una semana, cosa que era mentira, pues cuando lo hizo le llevó varios meses.
Le gustó tanto el trabajo que se le ocurrió llevarlo a la práctica. Para ello se apoyó en su amigo Sergey Bring y en un profesor de la universidad, Scott Hassan, que en sus horas libres les corregía los errores de programación.
Tras muchos meses de trabajo terminan de programar el buscador Backrub, que en su primer rastreo logró indexar 15 millones de páginas. Los dos amigos intentan vender su programa a Yahoo, Altavista y Excite. Como no consiguen venderlo se les ocurre comercializarlo por su cuenta. Su primer lugar de trabajo fue un garaje de una amiga de Bring.
Como eran programadores y no se les daba bien el diseño, decidieron dejar la página del buscador prácticamente en blanco.
El inversor de Silicon Valley, Andy Bechtolsheim, cuando vio el programa, les firmó un cheque de 100.000 dólares a nombre de Google Inc. Había puesto nombre a la empresa. Los dos amigos se fueron a celebrarlo a un McDonald’s. El inversor, antes de poner en marcha su descapotable, les sugirió: “Deberíais poner publicidad en el buscador.”